miércoles, 12 de enero de 2011

Presentación de La vida cotidiana, de Daniel Gascón



El jueves 13 de enero, a las 20 h., en la Fnac Plaza de España se presenta el libro La vida cotidiana de Daniel Gascón (editorial Alfabia). El autor ha sido elegido Nuevo Talento Fnac de Literatura y estará acompañado del escritor Ismael Grasa, de la cineasta Graciela de Torres y de la editora Diana Zaforteza.


Foto de Pippi Tetley

Daniel Gascón es autor de dos estupendos libros La edad del pavo (Xordica, 2001) y El fumador pasivo (Xordica, 2005). Colabora en Letras libres y en el suplemento Artes & Letras de Heraldo de Aragón. Ha traducido a autores como William Faulkner, David Vann, Christopher Hitchens y Sherman Alexie. Además, matiene desde hace varios años el blog danielgascon.blogia.com.





Daniel Gascón es coguionista junto a Jonás Trueba de la película Todas las canciones hablan de mí, que ha sido recientemente seleccionada como finalista de los Premios Goya en las categorías de Mejor Dirección Novel (Jonás Trueba) y Mejor Actor Revelación (Oriol Vila). Pincha aquí para consultar un completo blog sobre la película, que todavía se puede ver esta semana en Zaragoza en los cines Renoir en la sesión de 16:05 h.





A continuación, os incluimos un extracto del libro (la ilustración de la portada es de Clara León):

"Durante un tiempo, me gustaba clasificar a mis amantes por la geografía y las cicatrices: Castellón, pueblo de Huesca, barrio de Zaragoza, Canadá; señales de operaciones, caídas infantiles, tatuajes. Pero últimamente me había reformado, disfrutaba de la fidelidad, y solo me ocupaba de las cicatrices de Susan. Susan era irlandesa, tenía una cicatriz junto al ombligo –el rastro de una operación–, y otra, casi invisible, en la frente: se había caído de un columpio de pequeña. También tenía medio diente de yeso. Se lo había partido su exnovio. Ella se iba a Francia a dar clases y a él no le parecía bien, así que le tiró un frasco de colonia a la cara. Susan se marchó, supongo que con más motivos todavía, y coincidimos en una pequeña ciudad de Normandía, donde empezamos a salir.

La primera vez que nos enrollamos ella no tenía nada para leer, y dije que acababa de terminar Jacques el fatalista. Lo tenía en mi cuarto y podía dejárselo. A veces, cuando me decía que era poco romántico, yo contestaba que le debíamos nuestro amor a la Ilustración, no al Romanticismo."

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